jueves, 1 de marzo de 2007

UN AMANECER DE CENIZA Y ESPERANZA

Cada carnaval lleva consigo el nacimiento de muchas historias, ¿Quién no guarda una en su interior? . Esta es la mía, y a menudo me gusta recordar…
Hay tardes de carnaval, en las que febrero disfraza mi alma de libertad; es entonces, cuando surge con más fuerza tu recuerdo. El dolor por tu ausencia, mis callados sentimientos, y desesperadamente salgo a buscarte, detrás de cada mirada y disfraz; me enamoré un carnaval de una mascara, de una mujer cuya identidad desconozco.
Han pasado los años y sigo soñando sus recuerdos, por que todo lo que yo viví esa noche, todavía hoy, me sigue cautivando. La primera vez que te vi inmóvil, romántica, misteriosa, envuelta en miles de prohibidas y secretas capas de tul, no sabia quien eras, pero al mirarnos, se nos disfrazó la noche de amor y deseo, y embriagados por una dulce locura, besé tus fríos labios en una bella noche de carnaval, y así, sin nombres, sin preguntas, y vestidos con un desnudo disfraz, yacimos en un sueño de plumas blancas. No hubo resacas en el alma, cuando al amanecer, y sin querer mostrar tu cara te despediste bajo un manto de cielo y niebla, llenando para siempre tras ese fugaz encuentro mi vida ¡Ay, cuantos carnavales me regalaste esa noche!.
Hoy me he bebido el carnaval lentamente, en cada dulce trago, he saboreado tu presencia, pero no se quien eres, no conozco tus facciones, ni tu risa, ni tu voz, ¡cuantas veces te he inventado!; cabizbajo y cansado regreso a casa, ya se apagan las ultimas risas de carnaval, tras de mi, late triste el corazón de un antifaz sobre el mar. De repente, saliendo de la oscuridad, puedo distinguir la sombra de tu frágil y misteriosa silueta. ¡Eres tu, eres tú!, ¡Por fin!, mi deseo hecho realidad, suavemente golpeas mis labios, con la dureza de tu inexpresiva cara, y dulcemente me susurras: "Hace años que te espero", pero yo solo quiero quitar esa vieja máscara de mi memoria, y saber por fin quién eres, ansioso y emocionado lo hago, se me hiela la sangre al ver esa cara, no puedo disimular mi asombro, y a duras penas balbuceo tu nombre, ¡Tú, ella eras tú! Tanto buscarte y que cerca te tenia; con manos temblorosas, acaricio con ternura ese desnudo rostro, calla, sin preguntas, sin respuestas, solo somos dos personas, que se buscaron y se encontraron, en una noche de carnaval, nos miramos, sin esa cobardía en la que a veces se oculta el amor, y al instante rompemos a llorar. Ya en silencio, te abrazo de igual modo que hago cada noche, de repente, nos sorprende un amanecer de ceniza y esperanza…hace frío, vayamos a casa, ¡Nos queda tanto por vivir!